Transformación desde la resiliencia en comunidades vulnerables de Arauquita

Rubiela montó una tienda dentro del asentamiento Simón Bolívar a través del Cash For Work de la FLM / Lorena Fernández


El salir adelante implica algo más que una actividad en comunidad, es una actitud ante la vida. El proyecto humanitario “Comunidades más resilientes en asentamientos informales de Arauquita” tuvo como objetivo “Aumentar la resiliencia de los grupos más vulnerables afectados por la dinámica transfronteriza en los asentamientos informales (El Bosque, Portal del Llano y Simón Bolívar), en el área urbana de Arauquita, Arauca”.

Se buscó desde el Cash Based Intervention-CBI contribuir a la mejora de la calidad de vida de las personas que viven en los asentamientos informales. La transferencia en efectivo desde el cask for work y la entrega de un bono multipropósito, incentivaron a las comunidades a mejorar sus prácticas financieras en relación al ahorro, a la creación de una oportunidad de comercio a nivel local desde sus ahorros y aprendizajes, así como el fomentar el trabajo en equipo para el bienestar común.

En ese sentido, la toma de decisiones desde el núcleo familiar se fortaleció, los procesos internos en cada familia se evidenciaron en la participación de las actividades lideradas por la FLM y a su vez en la comunicación entre las comunidades y los grupos de trabajo en equipo; también, la toma de decisiones fue acompañada de un proceso de concertación familiar basándose en la priorización de necesidades desde cada núcleo.

Dos de las participantes del proyecto fueron Rubiela y María Soledad, quienes no sólo participaron activamente, sino que también iniciaron una actividad productiva a través del cash for work desde el trabajo comunitario. Rubiela, vive en el asentamiento Simón Bolívar, es madre de 4 hijos y convive con ellos y su pareja, adecuó dentro de su lote un espacio y ahora tiene una tienda. Rubiela comenta que “gracias a estos productos que pude comprar con lo que participé con la Federación, a mis hijos y a mí no nos falta la comida (…) uno a veces no tiene fuerzas y esto me obliga a levantarme y a seguir por ellos y pues por mí también”.

En el caso de María Soledad, ella es madre soltera y vive con su hijo de 19 años, adquirió gallinas ponedoras y este ahora es parte de sus ingresos mensuales, dado que 2 sus hijos son quienes la sostienen económicamente, comenta que: “Yo con esas gallinas ponedoras ya tengo un ingreso de que las vecinas me compran para el diario, si no me compran pues tengo para mí y mi hijo (…) sea lo que sea uno con esa ayuda ya tiene más bienestar”.

Este fue un proyecto financiado por el Fondo Humanitario de Colombia y coordinado por la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), que hoy finalizado, tuvo como resultado una población participante que mejoró la participación comunitaria, el trabajo en red y el inicio de un fortalecimiento desde los escenarios para la incidencia, teniendo en cuenta la condición de asentamiento informal donde residen. Además, desde los conocimientos previos y los adquiridos en el proceso del proyecto, lograron fortalecer y mejorar sus ingresos económicos mediante iniciativas productivas.