“Me pone muy contento poder ayudar a mi comunidad”

Jaime Majore Sapia y su familia se vieron afectados por las inundaciones de junio de 2014 en el Medio Atrato chocoano. Ahora él es uno de los dinamizadores comunitarios del proyecto de la FLM con el que se brinda asistencia humanitaria a las personas y comunidades damnificadas de la zona. Foto: FLM/A.Peñaranda

A sus 32 años, Jaime Majore Sapia es el gobernador de la comunidad de Chagadó, en el Medio Atrato chocoano. Es un líder activo y ocupa parte de su tiempo siendo dinamizador del proyecto “Asistencia humanitaria a poblaciones vulnerables afectadas por el conflicto en áreas rurales del departamento del Chocó”, implementado por la Federación Luterana Mundial con el apoyo del Departamento de Ayuda Humanitaria y Protección Civil- ECHO, de la Comisión Europea.

Jaime es casado y tiene cuatro hijos menores de edad. Su familia ha sido una de las muchas de la región que se han visto afectadas por el conflicto armado y los desastres naturales que son comunes en la zona. Pese a eso, se han empeñado en resistir y buscar los medios de subsistencia para continuar viviendo en su comunidad.

“En junio de 2014 hubo unas inundaciones tremendas por las que perdimos todos los cultivos que teníamos de maíz, colino, piña, caña y achín en nuestra parcela productiva”, dice Jaime.  Su vivienda también se vio seriamente afectada, por lo que fue necesario ubicarla en un parte más alta. Las difíciles situaciones que han tenido que enfrentar él y los demás miembros de la comunidad les han generado una grave inseguridad alimentaria, ya que no tienen dinero para comprar alimentos en las comunidades negras.

Con la llegada del proyecto de la FLM  en marzo de 2015, Jaime fue elegido por la comunidad como dinamizador para cumplir con las funciones que el equipo de la organización le designara. Su papel ha sido clave en el acompañamiento y asesoría a las familias en la siembra de cultivos de pancoger, las visitas periódicas a esos cultivos, entre otras labores. “Me pone muy contento poder ayudar a mi comunidad. Gracias a la Federación Luterana Mundial hemos podido recuperarnos poco a poco de las pérdidas y garantizar que no le falte el alimento a nuestros hijos”, dice entusiasmado.   

Jaime se siente optimista. Así como ha podido ayudar a su comunidad, también ha mejorado el bienestar de su familia: su cosecha de maíz obtuvo muy buenos resultados gracias a la aplicación de nuevas prácticas para el manejo del cultivo y el control de plagas y enfermedades, que le permitieron mejorar los rendimientos en comparación con años anteriores. Pasó de producir 60kg de maíz a 83kg de maíz, por 12 kg sembrados. “Espero que pase lo mismo con los cultivos de colino, piña y yuca para que haya más disponibilidad de alimentos en mi hogar”, añade esperanzado.

En el futuro Jaime quiere estudiar Derecho, sueña con reclamar y defender su territorio, y luchar para que las comunidades indígenas tengan mejores oportunidades en salud, educación, alimentación y, sobre todo, que su comunidad pueda vivir en paz.