"Las iglesias pueden trabajar juntas para ayudar a las personas afectadas por la violencia y contribuir a la construcción de la paz"

Rev. Dra. Kaisamari Hintikka. Foto: FLM/M. Renaux

La Reverenda finlandesa Kaisamari Hintikka, directora del Departamento de Teología y Testimonio Público de la Federación Luterana Mundial (FLM), estuvo en Colombia a principios de marzo. Hintikka visitó el trabajo conjunto de la FLM Programa Colombia y la Pastoral Social de la Diócesis de Quibdó (de la Iglesia Católica) en el departamento del Chocó.

Colombia, Camerún y la República Centroafricana son los tres países donde la FLM trabaja junto con católicos en proyectos humanitarios y de desarrollo. En esta entrevista, la Rev. Dra. Hintikka habla de su experiencia tras su primera visita al país, de la cooperación entre la FLM y la Iglesia Católica en el trabajo con las personas y comunidades más vulnerables, y su aporte a la reconciliación, la construcción de paz y la resiliencia de las víctimas del conflicto.

La FLM Programa Colombia y Pastoral Social trabajan juntas desde 2009 en el Chocó para brindar asistencia a las personas víctimas del conflicto y afectadas por desastres naturales. Tras la visita, ¿qué impresión tiene del trabajo entre luteranos y católicos en ese departamento?

Lo que vi es que hay un aprecio y un reconocimiento mutuo de la experiencia de cada uno. Hay mucho sentido de la integridad y estamos de acuerdo en que es necesario escuchar la voz de las personas afectadas, acompañarlas, brindarles apoyo, independientemente de su origen étnico o sus creencias religiosas. Ambas organizaciones gozan de reconocimiento por su compromiso y su trabajo, por su cercanía con la comunidad. Entiendo que tanto indígenas como afrodescendientes se sienten tenidos en cuenta. Creo que todo eso es muy importante a la hora de trabajar juntos.

¿Cuál es su valoración del trabajo desempeñado por el equipo humanitario de la FLM en el Chocó?

Los trabajadores humanitarios de la FLM están constantemente con las personas y comunidades, se preocupan auténticamente por ellas, por sus experiencias, por sus opiniones. La gente confía en nosotros porque no sólo les brindamos asistencia, sino que estamos a su lado.

Para mí fue muy emocionante el momento en el que un líder indígena agradeció a la FLM por su trabajo, porque llegamos sin discriminación hasta las personas y comunidades que habitan en las zonas más alejadas, y están más necesitadas. Me comprometí a llevar ese mensaje a Ginebra. Esos son los momentos en los que te das cuenta de que estás haciendo algo significativo, que impacta positivamente en la vida de estas personas, y se siente una enorme alegría. Eso nos motiva a seguir trabajando.

¿Cómo pueden las iglesias apoyar y acompañar a las personas y comunidades afectadas por el conflicto en un país como Colombia?

Las iglesias tienen esa capacidad de estar junto a la gente, escucharla, brindarle apoyo psicosocial, ayudarle a generar resiliencia. En ese sentido juegan un rol muy importante. También contribuyen a reconstruir la confianza, a la reconciliación y a ayudar a las personas a superar la condición de víctimas. En contextos de conflicto, como el colombiano, pueden trabajar por la justicia social y la construcción de la paz. Cuando diferentes iglesias trabajan juntas, no deben enfrentarse entre sí y competir, sino cooperar por el bien de quienes han tenido un enorme sufrimiento. Es lo que hacemos luteranos y católicos en el Chocó. Las personas tienen suficientes motivos de tensión y de conflicto como para que las iglesias o las religiones añadan más.

¿Cuál es la importancia del diálogo interreligioso?

El diálogo ecuménico busca la unidad entre cristianos. El diálogo interreligioso busca la unidad por el bien de la humanidad para trabajar juntos y aprender mucho más de los otros. Una de sus motivaciones actuales es explorar cómo las religiones pueden promover el bienestar de las personas y de las sociedades, cuál es su valor agregado en la construcción de la paz, la justicia, la superación de los conflictos, etcétera. Eso cobra más relevancia si se tiene en cuenta que la religión ha sido desde hace mucho motivo o excusa para la violencia, tanto entre religiones como al interior de ellas.

El próximo mes de octubre los máximos líderes de las iglesias católica y luterana se reunirán en Suecia, ¿Por qué es tan importante la reconciliación entre ellas?

Luteranos y católicos estamos preparando ese evento que tendrá lugar el 31 de octubre en Lund, Suecia, como lanzamiento de la conmemoración de los 500 años de la Reforma. La reconciliación es crucial para alcanzar la unidad como iglesias cristianas.

La reunión tiene tres elementos principales: uno es la alegría de saber que luteranos y católicos hemos sostenido 50 años de diálogo ecuménico y que hemos evolucionado del conflicto a la comunión cada vez más profundamente. Asimismo, reconocemos y lamentamos que no fuimos capaces de enfrentar nuestros desacuerdos teológicos sino que hemos creado más división en la iglesia y así permitimos que la religión fuera el detonante de muchos conflictos y no siempre un elemento clave para promover la paz. El tercer elemento es el compromiso de servicio y testimonio común. Me alegra mucho ver que estos se expresan de manera muy concreta a través de la tarea conjunta de la FLM y la Pastoral Social.

¿Qué opina del actual proceso de paz en Colombia y cómo se imagina el futuro de este país?

Creo que es muy importante que las personas afectadas por la violencia estén teniendo representación y expresándose con voz propia; también es importante para ellas saber qué ha pasado con sus seres queridos. En tercer lugar, es importante asegurar que los acuerdos de paz se apliquen en la práctica para garantizar la paz sostenible en Colombia.

Conocí a unas mujeres de Bojayá que me impactaron mucho por su voluntad de superar el sufrimiento y la condición de víctimas por ellas mismas, por su comunidad y por sus seres queridos. Estas mujeres se han transformado en representantes clave y líderes en sus comunidades al compartir sus historias y a la vez apoyar a otras personas para superar sus experiencias traumáticas.  Encontrarlas fue realmente una experiencia muy reveladora para mí.