La FLM inicia trabajo con población reincorporada de las FARC en el Meta

Huertas comunitarias en el municipio de Uribe Meta. Foto: Multiactiva JE.

 

  • En febrero de 2020 la Federación Luterana Mundial (FLM) abrió una nueva sede en la ciudad de San José del Guaviare, desde donde se coordinará el trabajo para los departamentos de Meta y Guaviare.
  • Este trabajo territorial se hace en el marco del proyecto “Desarrollo Rural Integral para el Fomento de una Paz Sostenible” financiado por la Unión Europea en el marco del Fondo Europeo para la Paz.

 

La construcción de paz en Colombia va más allá de la dejación de armas de un grupo armado ilegal. Para iniciar una fase de posconflicto deben existir garantías, pactadas en el Acuerdo Final de Paz firmado por la antigua guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo (FARC-EP), y el Gobierno Nacional en 2016, que responda a la transformación en los territorios y a un cambio en la calidad de vida de los sectores rurales y en situación de vulnerabilidad.

Tras cuatro años de la firma del Acuerdo Final de Paz hay dificultades para la efectiva implementación: el componente de Desarrollo Rural Integral no ha tenido grandes avances, a lo que se suman las preocupaciones por el aumento en asesinatos de población reincorporada, líderes y lideresas sociales, así como la presencia de grupos armados ilegales en los territorios. En este contexto, y con el ánimo de promover la construcción de paz territorial y la implementación del Acuerdo, el grupo de Organizaciones de la Sociedad Civil Sueca en Colombia, liderado en esta ocasión por Forum Syd, y en coordinación con We Effect, Diakonia, SweFOR, Act Iglesia Sueca y la Federación Luterana Mundial, con el apoyo financiero del Fondo Europeo para la Paz de la Unión Europea, ha decidido emprender esta apuesta territorial con el proyecto Desarrollo Rural Integral para el Fomento de una Paz Sostenible.

Esta propuesta busca que las comunidades rurales y población reincorporada en zonas afectadas por el conflicto armado, puedan mejorar su calidad de vida tras la firma del Acuerdo Final de Paz, contribuyendo a la implementación de los puntos uno, dos, tres y cuatro. Esta apuesta se desarrollará en 31 municipios[1] de Colombia -14 priorizados para la implementación de PDET[2]-, promoviendo procesos de desarrollo rural local ambientalmente sostenible por medio del diseño e implementación de proyectos productivos, y a su vez, generando un sentido de pertenencia y arraigo en las zonas rurales para contribuir la sostenibilidad de la paz territorial.

Una de las organizaciones beneficiarias de la implementación de este proyecto es la Cooperativa Multiactiva JE, iniciativa de economía social y solidaria que recoge los sueños y expectativas de un grupo de hombres, mujeres y familias de población reincorporada. El 28 de agosto de 2017 se trasladaron desde el ETCR[3] Jaime Pardo Leal, ubicado en la vereda Colinas del municipio de San José del Guaviare (Guaviare), hasta la vereda La Pista, del corregimiento de La Julia, en el municipio de Uribe (Meta).

Esta Cooperativa como alternativa económica quiere entrelazar manos, construir sueños y forjar un mejor futuro para todas las personas afiliadas y las comunidades de la región que habitan. Las áreas de trabajo de la Cooperativa Multiactiva JE le apuestan a la transformación y comercialización de productos agrícolas orgánicos, turismo comunitario y a la ganadería semiestabulada y silvopastoril.

Juan de Jesús Monroy, representante legal de la Cooperativa, estuvo en diálogo con la Federación Luterana Mundial, y explicó cómo viven en su comunidad actualmente, cuáles son los grandes retos de trabajar en apuestas de desarrollo rural y qué le solicitan al Gobierno colombiano.

 

¿Qué hace la Cooperativa Multiactiva JE?

Nosotros como población en reincorporación hicimos un plan, un acuerdo con el Estado colombiano de que íbamos a trabajar el proceso de reincorporación económica, política y social, a través de una Cooperativa, y de acuerdo a eso íbamos a avanzar en la formulación y ejecución de proyectos del proceso de reincorporación. Esta Cooperativa a futuro, en unos dos o tres años, iniciará el proceso de vinculación de las comunidades de la zona al desarrollo de proyectos productivos y procesos de reconciliación, articulando la población reincorporada con las comunidades aledañas, organizaciones sociales, comunidades indígenas y entes territoriales.

 

¿Quiénes conforman la Cooperativa?

Por ahora somos 143 afiliados de la Cooperativa Multiactiva JE, y en el área de Reincorporación Darío Gutiérrez hay aproximadamente 35 personas, familiares de excombatientes, que, aunque no están inscritos a la Cooperativa, si se benefician de ella. Por cuestiones de la implementación del Acuerdo Final de Paz, y lo que tiene que ver con la reincorporación económica de los excombatientes, nosotros aún no hemos abierto la Cooperativa para afiliar a personas externas, familiares ni personas de la comunidad.

 

¿Cómo han sido sus días después del proceso de paz y después de su llegada al municipio de Uribe?

Nosotros, al igual que toda la comunidad y población en reincorporación, sentimos frustraciones que es necesario remarcar. La falta de cumplimiento del Acuerdo de La Habana, específicamente el acuerdo integral, nos ha generado desconfianza en la militancia ‘fariana’, pero también, ha llevado a que algunas personas se hayan retirado del Acuerdo y eso ha traído complejidades en la implementación del mismo. Les hemos dado argumentos desde la misma firma del Acuerdo Final de Paz, para que cumplan lo pactado, sin embargo, la gente estará allí, y a pesar de todo, nosotros seguimos resistiendo.

 

Y frente al tema de seguridad ¿cómo lo han manejado al interior de la Cooperativa?

Una de las preocupaciones más grandes es el tema de la seguridad física y jurídica. El Gobierno nacional apunta a quitarle recursos a la Jurisdicción Especial para la Paz para debilitar nuestros procesos jurídicos y, en la parte física, no se toman medidas serias y responsables en el sentido de brindar la seguridad a nuestros guerrilleros excombatientes que viven en los espacios territoriales y en las áreas de reincorporación. Nosotros no somos la excepción, estamos en una zona donde todavía se vive el conflicto.

Estamos en constante amenaza porque no hay seguridad, y esa seguridad parte del mismo Acuerdo Final de Paz. Si se estuviera cumpliendo, nosotros estaríamos trabajando en la implementación del Acuerdo con mayor facilidad, y hoy le estaríamos cumpliendo al pueblo colombiano y al Gobierno nacional. Estaríamos dándole frente a todo, pero la inseguridad llega por el mismo incumplimiento del Gobierno, empezando por la gente que se ha ido a tomar las armas nuevamente, y las comunidades ya no creen en él porque siempre demuestra que no va a cumplir. Eso genera desconcierto e inseguridad.

Sin embargo, nosotros seguimos apostándole a lo pactado. Las personas, a pesar de la cuarentena, siguen tratando de cuidar y crear su hábitat, con esfuerzo propio. Sólo hemos recibido ayuda con zinc y cemento, pero de resto estamos prácticamente a puro pulso, si hubiera un gobierno comprometido con la paz, le aseguro que no estaríamos pasando por eso en este momento.

 

¿Cómo vivieron la cuarentena en La Julia, tienen abastecimiento suficiente?

Aquí se cumple con aislamiento social en las viviendas y en las familias, pero se está trabajando fuerte en la parte agraria y seguimos impulsando la producción agrícola individual. Nosotros como agricultores y productores tomamos las medidas sanitarias y producimos. Tenemos prohibida la entrada de particulares y hemos recibido orientaciones en la realización de prácticas de higiene como el lavado de manos para evitar el contagio, cuando se necesitan verduras o comida, se envía una persona al pueblo con las medidas de precaución.

Hoy cada familia tiene su finca y se abastece de lo que siembra, el plátano queremos venderlo en Bogotá y en Villavicencio, y la leche a las queseras. En el futuro pensamos en la transformación de quesos y yogures, esperamos que el proyecto avance. La propuesta es tener un punto de venta en Bogotá, pero lo que hoy producen y cultivan los muchachos, es para autoconsumo.

 

¿Han tenido brigadas de salud o reporte de casos de contagio por Covid-19?

Nosotros no hemos tenido brigadas de salud, llevamos tres años y hasta ahora no hemos visto la primera brigada ni de la Alcaldía, Gobernación, Gobierno nacional, ni de reincorporación, y eso es difícil porque para poder acceder a la EPS nos corresponde ir hasta el municipio de Granada que nos queda a seis horas en carro. Nosotros hoy no tenemos autoabastecimiento suficiente, solo tenemos unos pocos cultivos de plátano y yuca. Estamos en un proceso de construcción de vivienda, pero con nuestros propios recursos.

 

¿Qué expectativa tiene usted frente a este nuevo proyecto de desarrollo rural y cómo están dispuestos a aportar?

Nosotros somos afines y la idea es trabajar en colectividad. En la parte productiva, tenemos un fondo rotatorio de ganadería para el mejoramiento del hato ganadero doble propósito (carne y leche), de semillas y de pie de cría. También haremos mejoramientos de potreros, con capacitaciones y arreglos y ampliación de cercado de los potreros y una caseta para elaboración de biopreparados como parte del mejoramiento de bancos proteicos.

También tendremos un mejoramiento de establos para ordeño, para que la leche nos deje el recurso para administrar el proyecto y en lo que compete el fortalecimiento administrativo, ustedes nos darán la posibilidad de mantener un equipo financiero que nos apoye[4]. Queremos trabajar con la cooperación y que nos puedan fortalecer en este y nuevos proyectos.

 

¿Después de casi cuatro años de firmado el Acuerdo Final de Paz, qué le quiere decir al gobierno nacional y al país?

El mensaje es que nosotros desde la firma del Acuerdo venimos cumpliéndole al pueblo colombiano y al Gobierno nacional en la construcción de paz y en lo pactado en La Habana. No tenemos reciprocidad por parte de ellos y como estamos ubicados en área de reincorporación, no nos reconocen ni nos apoya en tierras para nuestros proyectos productivos, tampoco nos apoyan con recursos para construcción de vivienda, no nos apoyan con salud, ni nos apoyan con servicios básicos. Nosotros firmamos el Acuerdo Final de Paz y en él quedó la firma plasmada de más de 13.000 excombatientes, y el compromiso del Gobierno y de la comunidad internacional es que no sólo se le cumpla a 26 puntos de ETCR, sino a todo el conjunto de la población ‘fariana’ que está en proceso de reincorporación.

Los servicios de salud no se ven, nos toca construir nuestros propios ranchos para poder salir de las carpas donde llevamos viviendo por más de dos años y medio. El Acuerdo de Paz se firmó entre un colectivo que se llamaba FARC y el Gobierno nacional, más no entre los ETCR y el Gobierno. Así como llegan recursos para los espacios territoriales y hay propuestas de resolver la problemática allí dentro, se deben reconocer las áreas de reincorporación y deben ser incluidas dentro de los planes de desarrollo nacional, departamental y municipal, pero también que se puedan trabajar las problemáticas de estas comunidades que también le apostaron a la paz y siguen trabajando por ella. Nuestro compromiso de paz es absoluto, pero necesitamos reciprocidad por parte del Estado colombiano.

Queremos que se implementen los acuerdos de La Habana, no solo para los excombatientes sino para toda la población. Queremos seguridad para líderes, lideresas y excombatientes, pero los recursos se los dan al Ministerio de Defensa para envenenar la tierra y el agua con glifosato. Nosotros estamos convencidos de que este proceso tiene que fortalecer los cambios estructurales del país. Queremos que se respete el Acuerdo Final de Paz para que se le cierre la vía a la violencia y se pueda hacer política por medio de las palabras. Nuestro empeño es construir paz y es lo que continuaremos haciendo, pero para ello es necesario que el Estado colombiano, en cabeza del presidente Duque, le cumpla al pueblo colombiano con la implementación del Acuerdo y que se pueda avanzar en eso.

 

*La entrevista a Juan de Jesús Monroy la realizó el equipo de comunicaciones de la Federación Luterana Mundial a través de medios digitales, respetando todos los protocolos de aislamiento social y emergencia sanitaria nacional.

 
[1] Se incluirán más municipios con población reincorporada.
[2] PDET: Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial
[3]ETCR: Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación
[4] Estos apoyos financieros permiten destinar el 30% del monto total financiado a costos administrativos y de personal.