Kevin Angarita: Un joven araucano sobreviviente de dos accidentes con mina antipersonal

Kevin Angarita sufrió dos accidentes con minas antipersonal por causa de los cuales sus dos manos tuvieron que ser amputadas. Hoy es vocero de personas víctimas que, como él, reclaman sus derechos. Foto: FLM/L. Pineda

"Mi nombre es Kevin José Angarita, tengo 25 años y vivo  actualmente en Saravena, Arauca, con mi primo y su esposa. Mi madre falleció cuando era muy niño y fui criado por mis nonos (abuelos); luego pasé a vivir con mi tía y mi primo en la vereda Alto Cauca, del municipio de Tame. Me gusta pintar paisajes y montar en la bicicleta que yo mismo he modificado para poder usarla.

 

Desde el año pasado fui seleccionado como delegado en la Junta Directiva de ASODIGPAZ, la Asociación de Sobrevivientes de Minas Antipersonal Luchando por la Dignidad y la Paz. Soy el miembro más joven con discapacidad de la Junta Directiva y en total hay 96 personas reunidas de todo el departamento entre familiares y sobrevivientes. Desde este año hacemos parte de las mesas Municipal y Departamental de Víctimas, también hemos participado en procesos de capacitación y asistencia psicosocial ofrecidos por diferentes organizaciones con el propósito de fortalecernos para apoyar a otros sobrevivientes y a las nuevas víctimas que puedan surgir.

 

Sufrí dos accidentes con mina antipersonal: el primero, cuando tenía 13 años. Junto conmigo 7 personas más fueron afectadas, 4 de ellos niños, como yo. Desde ese día dejé de jugar fútbol, debido a que se me fracturó una pierna y luego de recuperarme me decían que si volvía a jugar me podía volver a lastimar.

 

El 27 de noviembre de 2007, saliendo del trabajo en el cultivo de plátano, me dieron la comida, me fui en la bicicleta para la casa y en el camino me dieron ganas de ir al baño. Abrí paso con la machetilla por entre el matorral y, con la punta, activé una mina.

 

No recuerdo muy bien lo que pasó después de eso, pero sé que un señor después de un tiempo vio la bicicleta al lado del camino y empezó a gritar porque tenía miedo de meterse a sacarme. Me llevaron al centro de salud de la vereda y ese día no tenían luz, tuvieron que buscar una planta de energía prestada para atenderme. Solo oía los gritos de la gente, tenía los ojos llenos de tierra y me dolía la pierna. El 5 de diciembre desperté en Cúcuta y me quité todos los tubos que tenía para el oxígeno, también el que me daba la comida. Decían que me iban a amarrar y que estaba loco. Hasta tuvieron que llamar a mi primo para que me calmara. La machetilla se había insertado en mi pierna, perdí parte del hueso. Luego de eso me di cuenta de que ya no tenía mis manos. 

 

Con la compañía de la Federación Luterana Mundial viajaré en septiembre a Finlandia para hablar con parlamentarios, iglesias y organizaciones internacionales sobre las dificultades que tenemos los sobrevivientes de Minas Antipersonal, Remanentes Explosivos de Guerra y Artefactos Explosivos Improvisados, solicitando que nos apoyen para acceder a tratamientos de salud y atención psicosocial de largo plazo. También me gustaría que pudiéramos tener opciones de estudio y trabajo después de los accidentes. Esta visita me tiene emocionado.

 

En el futuro me gustaría acompañar a los sobrevivientes en sus solicitudes ante el estado y las Empresas Prestadoras de Servicios de Salud- EPS para que puedan acceder a las pensiones por discapacidad a las que tenemos derecho y a otras medidas de reparación que puedan mejorar la calidad de vida de todos los sobrevivientes. Los trámites son muy complicados y costosos, por esa razón mi experiencia puede ayudarles a hacer el proceso más amable, pues soy la primera persona en el departamento de Arauca que ha logrado obtener su pensión".