Todos son los destinos como las historias. Cuando se trata de buscar un futuro mejor cualquier ayuda brinda esperanza.

 

Por Diego Álvarez, profesional de comunicaciones.

Son casi las ocho de la mañana y ya hay algunas personas esperando en los Puntos de Apoyo Humanitario – PAHU. La mayoría de ellos pasaron la noche en el andén esperando a que se abrieran para poder recibir la atención que brinda la Federación Luterana Mundial – FLM y la Iglesia Evangélica Luterana de Colombia – IELCO, con el apoyo financiero de PRM.

Su saludo cansado siempre es alegre y cordial. Hay personas de todas las edades: niños, adolescentes, jóvenes, adultos mayores, mujeres… Algunos vienen solos, otros acompañados, y otros se encontraron en el camino. Hay muchos peligros en él, por lo que encontrar con quien andarlo juntos, se convierte en una cuestión de supervivencia.

Muchos se enteraron de la existencia de estos puntos porque personas en el camino les dijeron: “Me dijeron unos amigos”, “una señora de una panadería”, “una señora en el semáforo”, “vendedores de la calle”, “me dijo un señor en un albergue”, “otros caminantes”. O porque simplemente pasaron caminando y lo vieron.


Para Denixe, quien decidió regresar a Yaracuy ―Estado de la región Centro-Occidental de Venezuela, cerca al mar Caribe― tras cuatro años de trabajar haciendo aseo en casas de familia, reciclando y “cosas así”, estos espacios brindan un gran apoyo en medio de las vicisitudes del camino “si no fuera por estos puntos, imagínese…” dice con una sonrisa de alivio.

Los Puntos de Apoyo Humanitario son una estrategia para brindar atención a todas las personas caminantes que transitan en la ruta de Arauca y Casanare. Sea que migran desde o hacia Venezuela, los y las profesionales de la FLM y la IELCO, les brindan diferentes tipos de servicios humanitarios gratuitos para hacer que la migración sea más segura y llevadera.

“Tenemos en funcionamiento tres puntos de apoyo que están en Saravena, Tame y Paz de Ariporo y en los que brindamos una atención integral. Que pasa por el acceso al baño para asearse, para lavar su ropa, reciben comida caliente, atención psicosocial, sesión informativa sobre la ruta migratoria segura, orientación sobre atención de salud, entre otros” dice Patricia Silva, Team Leader de la FLM de Saravena y Tame.

Agrega que “más que ser un lugar de paso, es un espacio para que los caminantes, descansen, se hidraten, se recuperen y puedan seguir su camino. Hay migrantes que no tardan más de una hora: se duchan, comen algo y siguen, como hay otros que están hasta cinco horas porque no han dormido, porque llevan días caminando o por diferentes circunstancias.”

Para el primer año del proyecto, en los PAHU se atendieron a más de cuatro mil personas caminantes, que como Denixe y sus primos, requerían atención en los sectores de Protección y Agua, Saneamiento e Higiene.

Ahora ellos, que llevan más de un mes caminando y aún les falta al menos otro, esperan volver pronto a sus hogares para ver a sus familiares a quienes no ven hace más de cuatro años. “Espero poder llegar y terminar de construir mi casa. Necesito brindarles seguridad a mis hijos y ponerme a trabajar y aprovechar el tiempo al máximo con mi familia… con mi mamá, que van cuatro años que no la veo: ella ni sabe que voy para allá.”