"Las Lideresas sociales somos la voz y los pies de muchas mujeres" María Ruth Sanabria
Maria Ruth Sanabria, Dirigente Histórica del Comité Permanente por los Derechos Humanos- Capitulo Arauca- CPDH- Arauca y Sobreviviente del Genocidio de la Unión Patriótica. Premio Nacional a la Defensa los Derechos Humanos en la "Categoría Toda una vida" 2016
1. ¿Cómo lideresa social considera usted que las mujeres pueden participar y ejercer su labor comunitaria de forma plena y segura?
Las mujeres tenemos la capacidad de actuar como lideresas sociales por la convicción que nos caracteriza. Como mujeres tenemos una particularidad que es esa tarea que Dios nos ha enviado, para algunas que somos creyentes, se nos ha permitido la tarea de acuñar en nuestro vientre la vida. Y no solo eso, nosotras somos dadoras de esperanza, de confianza, de palabras de consuelo, de acompañar desde que nacemos.
Uno ve como muchas mujeres desde niñas empiezan a cuidar a sus otras compañeritas en el jardín, pues aún más cuando somos lideresas sociales y tenemos la oportunidad de poder ser la voz, los pies de las mujeres, de aquellas que no tienen esa posibilidad, que se sienten solas, aquellas mujeres del territorio.
Definitivamente cuando usted se empodera y tiene la capacidad de reconocer a la otra empieza a actuar diferente, es un compromiso que uno desarrolla. Sin embargo, es difícil porque cuando tu empiezas a hacer tu trabajo y empiezas a ser reconocida por la comunidad, se generan celos por parte de hombres y mujeres. Pero tú, sabes que el trabajo se hace bien cuando eres reconocida no por las organizaciones sino por la comunidad.
A mí me han pasado cosas muy hermosas y maravillosas como mujer, como ser humano y como mujer política, ver la sonrisa de las niñas, los niños y de las mujeres. Me parece muy importante cuando una mujer tiene la capacidad de hacer un proceso de reconciliación con otras, es decir cuando las mujeres se reconocen.
Un ejemplo claro, fue cuando nosotras empezamos con una propuesta muy bonita que nació de las mujeres, no nació de una organización sino nació de las mujeres; es el proyecto “Hacia la Territorialización de la Paz con el cuerpo, la voz y la palabra de las mujeres” apoyado por la Federación Luterana Mundial. Gracias a este proceso uno ve como las compañeras que no se querían, que no se hablaban, que se criticaban, aprenden a reconocer a la otra y a entender su realidad, qué le pasa a la compañera, por qué está así, a conocerla y a ponerse en el lugar de ella.
A partir de ese reconocimiento podemos hacer procesos donde las mujeres entiendan lo que implica la violencia de género, porque no se puede estar hablando de la violencia de género cuando yo ejerzo violencia de género, cuando yo misma como mujer estoy maltratando a otra mujer de diferentes formas, por el físico, porque no sabe leer o por cómo se viste.
Ese proyecto es una propuesta que le ha permitido crecer no solo a María Ruth sino a todas las mujeres que participan, hoy en día es un proceso de aproximadamente 300 mujeres y estamos buscando desdoblarlo a otras partes del territorio porque es una experiencia incluyente donde se encontraron mujeres de 72 años y niñas de 9 años, en un espacio intergeneracional que permitió crear y construir.
2. ¿A qué tipo de riesgos se exponen las lideresas y defensoras de derechos humanos en los territorios?
Arauca es un territorio muy especial, yo creo que Arauca recoge todo lo que sucede en el territorio nacional, con el agravante de ser frontera. Aún más, cuando tenemos un problema a flor de piel, el problema político entre los dos estados. Aún más, con la presencia de todos los grupos armados y un departamento donde existe la corrupción y unos niveles altos de empobrecimiento.
Es muy duro para las mujeres trabajar en Arauca porque nos enfrentamos a muchas cosas; primero hay que decir que Arauca es un departamento machista en su concepto. A las mujeres se les tenía ubicadas para la tarea de criar a sus hijos y no para la labor de la participación política y mucho menos la de la defensa de sus comunidades. Ese, es un riesgo político que se desconoce, además de desconocer también la capacidad que tiene la mujer para construir y generar espacios de avanzada política, de protesta y espacios de decisión y poder.
Otra forma de violencia, es desconocer la importancia y los aportes de las mujeres en el ámbito político, incluso es un factor de riesgo ante los grupos al margen de la ley, ya que se generan señalamientos, chismes y amenazas. Ahora bien, cuando no pueden contra nosotras se meten con nuestras familias.
En mi caso personal, tengo toda mi familia por fuera desde el año 2009; mi esposo y mi hijo y desde el año 2010, mis niñas. Yo estoy sola en Arauca por las amenazas que he recibido y que han afectado directamente el núcleo familiar, que crean rupturas y muchas problemáticas en nuestros hogares.
Yo he sido amenazada por todos los grupos armados. Ante el último atentado que me hicieron dijeron que no era para mí. Esa es una forma violencia política de género, porque la persona se baja, hace el reconocimiento, me ve en el suelo, alza la cabeza en señal de saludo y me hace 7 disparos. Gracias a Dios el escolta me alcanzó a meter en la camioneta, aun así, nos persiguió más de 800 metros. Sin embargo, dijeron que el atentado no era contra María Ruth, que el atentado era contra un fulano y luego fue archivado el caso. Eso es violencia contra las mujeres.
Creo que además existe una persecución porque nosotras somos apasionadas, comprometidas, el miedo no existe para nosotras, somos atrevidas, nos metemos en espacios donde otros no llegan, nos atrevemos a hacer cosas que otros no hacen, y eso genera persecución, eso no gusta. Pero estoy convencida que para eso nacimos, cuando me hicieron el primer atentado tuve oportunidades de irme fuera del país, hoy María Ruth tiene 59 años y estoy aquí porque creo que hay que seguir aportando.
3. ¿Cree usted que las mujeres de su comunidad son víctimas de violencias, son discriminadas o viven maltratos?
Claro que las mujeres seguimos siendo víctimas de violencias y de discriminación, además de la violencia política que existe en el departamento, está la violencia intrafamiliar y la violencia en los espacios públicos. También hay una muy grave, que es la violencia política, que no ha sido reconocida en el país, no hay una política de Estado que la condene realmente.
Es necesaria una ley que se cumpla y que diga que discriminar a las mujeres, sacar a las mujeres de los espacios políticos, cerrarles los espacios a las mujeres, es delito. Existe la violencia política y tristemente hay que decirlo, también existe en las organizaciones defensoras de derechos humanos. Muchas veces, sí la mujer no pertenece a determinado partido político, o la profesional que llega, entonces a esa profesional no se le puede dar el espacio porque su pensamiento no gusta.
Esto también tiene que ver con el acoso laboral, y es algo que se ve diario, yo lo pude experimentar no solamente contra mí, María Ruth, sino contra otras mujeres y compañeras. Tener que dar una pelea por una mujer que uno considera que es buena en lo que hace y en lo que sabe, con toda la calidad humana, y finalmente ver como se le cierran los espacios porque no está matriculada aquí o allí.
Habría que observar nada más, las juntas de acción comunal, que se supone es el lugar donde más hemos alcanzado protagonismo las mujeres y siguen siendo muy pocas las presidentas. Todas estas situaciones las experimentamos nosotras en el proceso. Ha sido una gran escuela, porque nos dimos cuenta del sentir de las mujeres, de lo que pasa en estos espacios. Las mujeres nos lo decían; nos llaman para que seamos relleno, pueden estar acá pero no pueden hacer campaña para llegar al concejo o para llegar a la presidencia de la junta “Usted va estar aquí es para eso”.
A mí me preocupa mucho eso, además de toda la violencia que existe, nos enfrentamos a maltratos como los gritos: “Usted no sirve para nada” “usted ocúpese en lo que es” “usted vaya a criar a sus hijos” “vaya dígale eso a su marido, aquí no lo diga, “cállese”. “Aquí el que mando soy yo, o aquí la que manda soy yo”. “Usted no es más que yo, usted tiene que ganarse primero el espacio”. Esos gritos lo dejan a uno paralizado tanto de hombres como de mujeres.
Adicional, también está presente el maltrato que viene desde casa, cuando se le empieza a decir al niño que es superior a la niña, que el niño tiene derecho a la mejor presa, que hay que vestir primero al niño que, a la niña, que el niño es quien se sienta en la punta de la mesa. Todas las violencias empiezan desde allí y cambiar esto es una tarea que hemos tratado de realizar nosotras con las Conversaciones de Fogón, que es la metodología de nuestro proceso. Definitivamente, agradecemos a estas mujeres valientes y verracas que se han puesto al frente del tema de organizar a las mujeres para cambiar esta historia.