20 años construyendo paz y vida digna en los territorios
En el Día mundial de la paz, el Programa Colombia y Venezuela celebra 20 años de trabajo por la construcción de paz y de condiciones de vida digna junto a comunidades y organizaciones socias en los territorios de Colombia.
La construcción de paz y la promoción y defensa de los derechos humanos ha sido la vocación y la misión central del Servicio Mundial de la Federación Luterana Mundial desde su inicio hace 75 años. Gracias al llamado de la Iglesia Evangélica Luterana de Colombia (IELCO) en 2002, hace dos décadas estamos acompañado algunas de las regiones en Colombia más afectadas por el conflicto armado y la desigualdad.
Durante estos 20 años en Colombia, a partir de nuestro mandato humanitario y de desarrollo, hemos trabajado por promover el enfoque basado en derechos humanos en todos los proyectos e iniciativas que hemos desarrollado en los departamentos de Boyacá, Cundinamarca, La Guajira, Putumayo, Santander, Valle del Cauca, y actualmente seguimos en Arauca, Casanare, Chocó, Guaviare y Meta. Nuestra apuesta por la paz ha sido por dignificar a las comunidades con los mayores índices de pobreza del país y con las mayores afectaciones por el conflicto interno, llegando a los lugares más apartados de manera directa, con cercanía y confianza para trabajar de la mano de organizaciones socias locales.
En estos 20 años, nuestro compromiso por la construcción de paz, también se ha expresado en la movilización de la cooperación internacional para que pueda incidir, visibilizar y acompañar a las complejas y urgentes realidades de las comunidades y liderazgos sociales en dinámicas territoriales de múltiple afectación por desastres naturales, conflicto armado y los fenómenos migratorios. Este mismo compromiso, también nos impulsó contribuir a la consolidación y fortalecimiento de los espacios de coordinación humanitaria y de desarrollo y paz, a nivel local y nacional, a través de la articulación inter agencial y en conjunto con diversas organizaciones.
En los últimos años, la pandemia mundial a raíz del covid-19, sumado a la profundización y reconfiguración del conflicto armado, el escalamiento de las dinámicas de violencia en Colombia y las dinámicas de la frontera con Venezuela nos desafiaron a reforzar el apoyo para el fortalecimiento de mecanismos de protección comunitaria y la gestión del riesgo y a potenciar la autonomía regional de diferentes organizaciones sociales, juveniles, indígenas, campesinas, de mujeres, afrocolombianas y de ex combatientes. En este periodo, el acompañamiento a la población migrante venezolana abrió paso a un Programa bi-nacional para también trabajar desde Venezuela, apoyando a comunidades en esa realidad compleja.
Celebramos dos décadas de este valioso trabajo que no sería posible sin la resiliencia, la lucha por la permanencia y la defensa del territorio que emprenden las comunidades y las organizaciones locales; sus conocimientos, saberes propios, procesos organizativos y liderazgos nos impulsan a continuar defendiendo los derechos humanos y trabajando por las poblaciones afectadas por las crisis para alcanzar la justicia, la paz y vida digna en Colombia y Venezuela.
Esta trayectoria también ha sido posible gracias a la ardua labor del equipo humano de la FLM, en Colombia, Venezuela e internacionalmente. También extendemos un agradecimiento a las agencias relacionadas de la FLM y a las organizaciones cooperantes que han apoyado de manera constante y solidaria este esfuerzo colectivo por la construcción de paz en Colombia.
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