María Ruth Sanabria Rueda, del CPDH, ganadora del Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos en Colombia en la categoría “Reconocimiento a toda una vida”

María Ruth Sanabria es coordinadora por parte de la CPDH del proyecto "Construyendo rutas de paz en nuestro territorio", implementado en Arauca por esa organización, con el apoyo de la Federación Luterana Mundial. Foto: FLM/A.Riveros

Fue en Arauquita (Arauca), hace 10 años, donde la Federación Luterana Mundial (FLM) conoció a María Ruth Sanabria Rueda y al Comité Permanente para la Defensa de los Derechos Humanos – CPDH, organización que acompaña a las comunidades ante violaciones a los derechos humanos e  infracciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH).

El CPDH y la FLM son socias desde el año 2006 y trabajan juntas en el proyecto “Construyendo rutas de paz en nuestro territorio”, coordinado por María Ruth por parte de ese Comité, a través del cual ofrecen servicios jurídicos a las personas que no tienen acceso a mecanismos para la exigibilidad de sus derechos. Ambas organizaciones se unieron, también, para caracterizar y visibilizar los problemas de titulación de tierras de los campesinos que residen en áreas destinadas a la exploración y explotación petrolera. 

En 1987, María Ruth inició su camino como defensora de derechos humanos en la población de San Alberto, departamento del Cesar. Ese año, la escalada de violencia paramilitar se abría paso en esa zona del norte de Colombia. Ella trabajaba como secretaria ejecutiva del Sindicato Agrario, del que su esposo era afiliado y desde donde ejercía como líder de los campesinos desposeídos que se habían organizado para poder acceder a las tierras por medio del entonces Instituto Colombiano para la Reforma Agraria- Incora.

En 1989 tuvo que desplazarse forzosamente y regresó a San Alberto en 1990. En ese mismo año, su esposo fue asesinado. María Ruth fue objeto de constantes amenazas y blanco de dos atentados. En 1994 recibió un ultimatum y solo contó con 24 horas para abandonar el departamento.

Lejos de sentirse derrotada, su condición de desplazada, sobreviviente del genocidio político contra la Unión Patriótica, y diversas circunstancias personales, la hicieron aún más fuerte, impulsándola a liderar movimientos por el restablecimiento de derechos dondequiera que fuera, desplazándose a causa de la violencia. Fue así como recorrió varias partes del país: Barracabermeja, Bucaramanga, Bogotá, entre otras ciudades. Finalmente, se estableció en el departamento de Arauca, aunque eventualmente, y a causa de continuas amenazas a su integridad o la de su familia, ha debido salir del país.

La FLM está convencida de que las comunidades que conocen y exigen sus derechos han contribuido a salvar vidas y a la permanencia digna en el territorio. Para ello son determinantes personas como María Ruth y organizaciones como el CPDH, que han conformado comités de defensores y defensoras de derechos humanos en las veredas y zonas más aisladas de departamentos que, como Arauca, han sufrido la dureza del conflicto armado. Gracias a ellos, y a su trabajo con la FLM, los campesinos conocen y difunden estos temas y trabajan en la construcción de la paz, están en capacidad de emitir alertas tempranas y activar rutas de protección con autoridades y organizaciones internacionales cuando es necesario.

María Ruth ha sido galardonada con el Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos en Colombia, concedido anualmente por la comunidad internacional, con el liderazgo de Diakonia y las iglesias libres de Suecia, cuya ceremonia de premiación tuvo lugar en Bogotá el pasado 9 de septiembre, cuando se conmemora el Día Nacional de los Derechos Humanos.

Por ese motivo, la FLM expresa su alegría por este reconocimiento al trabajo, la vocación de servicio y la persistencia de una mujer caracterizada por su mirada sincera, su conversación espontánea y su valor para defender aquello en lo que cree.